Leopoldo Moreau desató una tormenta en la Cámara de Diputados al arremeter contra Javier Milei y Patricia Bullrich, afirmando que “no van a poder” silenciar al pueblo argentino. En un discurso electrizante, Moreau denunció un estado de excepción en el país, señalando detenciones arbitrarias y abusos de autoridad que recuerdan a épocas de dictaduras militares. Sus palabras resonaron con fuerza al recordar el 18 de junio, un día marcado por la protesta masiva en defensa de Cristina Kirchner, a quien se le ha impuesto una proscripción política.
Moreau no escatimó en críticas hacia el gobierno actual, acusando a la ministra de seguridad de actuar como “mercenaria de la violencia estatal”, orquestando operativos para frenar a quienes se manifestaban en contra de las injusticias. “La Argentina está atravesando un proceso represivo que no toleraremos”, clamó, instando a la oposición a no aceptar las reglas impuestas por un gobierno que busca desmantelar la democracia.
En una declaración apasionada, Moreau enfatizó que los partidos políticos son el “instrumento legítimo de la democracia” y que la población no permitirá que se les limite. La situación es crítica, con un clima de tensión creciente y un llamado claro a la resistencia pacífica ante lo que él considera un ataque frontal a los derechos políticos de los argentinos.
La última intervención de Moreau no solo es un grito de alerta, sino un recordatorio de que la lucha por la democracia y la justicia en Argentina está lejos de haber terminado. La comunidad política y social está en pie de guerra, dispuesta a defender lo que consideran un derecho fundamental: el derecho a hacer política sin represalias. La pregunta que queda en el aire es hasta dónde llegará esta confrontación y qué repercusiones tendrá en el futuro del país.